En el mundo hospitalario, donde la tecnología médica es fundamental, se está gestando un enfoque innovador que va más allá de los tratamientos convencionales: la terapia asistida con perros. Esta iniciativa pionera está transformando las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) al integrar a los perros como una herramienta clave para promover la recuperación tanto emocional como física de los pacientes.
«El programa no solo busca aliviar los efectos negativos del entorno hospitalario, sino que también tiene como objetivo humanizar estos espacios, mejorando la calidad de vida de los pacientes y ofreciendo un nuevo camino hacia el bienestar integral.«
La terapia asistida con perros en las UCI surge como respuesta a una serie de necesidades cruciales: reducir el dolor, la ansiedad y el miedo, particularmente en los niños hospitalizados, quienes suelen enfrentar una experiencia altamente estresante en este tipo de unidades. Esta práctica también favorece la creación de un ambiente hospitalario más cálido y menos intimidante, alejándose de la rigidez y frialdad que a menudo caracteriza a los entornos clínicos y hospitalarios.
Además, fomenta la participación de los pequeños pacientes en su proceso de recuperación, promoviendo la adherencia al tratamiento, estimulando su motivación y acelerando su mejora física y emocional.
Con esta novedosa aproximación, se abre un nuevo horizonte para los cuidados intensivos, donde la ciencia y la empatía se dan la mano en favor de la salud integral del paciente.
Impacto en la salud de los pacientes
El impacto positivo de la terapia asistida con perros ha sido ampliamente respaldado por numerosos estudios, que demuestran sus beneficios tanto psicológicos como fisiológicos en los pacientes
Hospitales de renombre en toda España como el Hospital del Mar, Hospital 12 de Octubre y el Hospital Vall d’Hebron ya han incorporado esta terapia en sus tratamientos, reconocida por sus efectos inmediatos en la reducción del estrés y la ansiedad, lo que genera un entorno más calmado y favorece el bienestar emocional de los pacientes.
A nivel fisiológico, la interacción con los perros ha mostrado una notable capacidad para disminuir la presión arterial, reducir la frecuencia cardíaca y estimular la liberación de endorfinas y oxitocina, hormonas asociadas con la sensación de placer y tranquilidad.
Además, investigaciones indican que los pacientes que reciben visitas de perros terapéuticos experimentan niveles más bajos de cortisol, la hormona del estrés, lo que no solo mejora su respuesta inmunológica, sino que también acelera el proceso de recuperación. En el caso de pacientes con enfermedades crónicas o tratamientos prolongados, la presencia de un perro terapéutico puede ofrecer un respiro emocional significativo.
Una herramienta para la rehabilitación física y emocional
Los perros de terapia no solo ofrecen compañía y apoyo emocional, sino que también desempeñan un papel clave en la rehabilitación física de los pacientes. Aquellos con movilidad reducida o que han pasado largos periodos en cama encuentran en estos animales un incentivo para moverse, realizar ejercicios y participar activamente en su recuperación.
En pacientes que han sufrido accidentes cerebrovasculares o lesiones musculoesqueléticas, la interacción con un perro puede motivarlos a realizar pequeños movimientos que, con el tiempo, contribuyen a la restauración de sus habilidades motoras.
Además, la terapia asistida con perros ha demostrado ser especialmente beneficiosa en niños con trastornos del desarrollo, como el autismo, y en adultos mayores con demencia. En estos casos, los perros actúan como mediadores sociales, fomentando la comunicación, la interacción con el entorno y la expresión emocional. Su presencia no solo reduce la ansiedad y la agitación, sino que también estimula habilidades cognitivas y sensoriales.
Un ejemplo destacado de este tipo de intervención tuvo lugar en 2019 en el Hospital Sant Joan de Déu, donde se implementó un programa de terapia asistida con perros en pediatría, con resultados prometedores en la mejora del bienestar y la participación de los niños en sus tratamientos.
Selección y entrenamiento de los perros de terapia
Para que los perros puedan integrarse con éxito en el entorno de una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y otros espacios hospitalarios, deben atravesar un riguroso proceso de selección y entrenamiento. No cualquier perro es apto para desempeñar esta función; se buscan aquellos con un temperamento tranquilo, equilibrado y sociable, que disfruten del contacto humano y sean capaces de mantener la calma en entornos altamente controlados y a menudo estresantes.
El proceso de selección comienza con una evaluación conductual en la que se analizan las reacciones del perro ante diversos estímulos, su tolerancia al contacto físico y su capacidad de respuesta ante imprevistos. Una vez seleccionados, los perros inician un programa de formación específico, que incluye la adaptación a los ruidos y aparatos médicos, la interacción con personas en diferentes estados de salud y la comprensión de comandos básicos y avanzados.
Además, el proceso de entrenamiento se extiende también a los profesionales de la salud y a los guías caninos, quienes aprenden cómo facilitar la interacción entre el perro y los pacientes sin alterar el entorno clínico ni comprometer la seguridad de ambas partes.
«El proceso de selección comienza con una evaluación conductual en la que se analizan las reacciones del perro ante diversos estímulos, su tolerancia al contacto físico y su capacidad de respuesta ante imprevistos.«
El futuro de la terapia asistida con animales en hospitales
El éxito de los programas piloto en diferentes hospitales ha impulsado a diversas instituciones médicas a considerar la ampliación de la terapia asistida con animales a otras áreas. Especialidades como pediatría, oncología y unidades de larga estancia han comenzado a evaluar la implementación de estos programas, con el objetivo de mejorar.
A medida que la medicina avanza con tecnología de vanguardia, este tipo de iniciativas recuerdan la importancia del factor humano y del acompañamiento emocional en el proceso de sanación.
En un futuro cercano, es posible que los perros de terapia se conviertan en una presencia habitual en los hospitales, brindando su apoyo incondicional a quienes más lo necesitan y reforzando la visión de una atención médica más integral y centrada en el bienestar del paciente.