El cambio climático es una realidad innegable e imparable que afecta a todos los aspectos de nuestras vidas, y la atención médica no es una excepción.
Tal es su impacto en el contexto del cuidado de los pacientes, que las organizaciones de salud vienen tomando importantísimas acciones proactivas para abordar este desafío.
Conozcamos algunas de las iniciativas y estrategias que están implementando los centros médicos para reducir su impacto ambiental y contribuir a la sostenibilidad del sistema de salud.
Cómo afecta el cambio climático en la atención médica
El aumento de las temperaturas, los fenómenos climáticos extremos y la proliferación de enfermedades son las principales amenazas que el cambio climático presenta para la salud global.
En el contexto de la atención médica, estas amenazas se traducen, fundamentalmente, en un aumento paulatino del volumen de enfermedades y una presión extra sobre los sistemas sanitarios, ya de por sí maltrechos en muchos casos por la falta de financiación, obsolescencia del equipo médico, etc.
A su vez, la atención médica en sí misma es una industria que contribuye de forma muy significativa a las emisiones de gases de efecto invernadero y al agotamiento de recursos naturales.
Desde la fabricación de productos farmacéuticos hasta la operación de instalaciones médicas, cada aspecto de la atención médica tiene un impacto ambiental.
“Supone el 4,9% del total de emisiones globales, el equivalente a 514 centrales eléctricas de carbón.”
A nivel estatal, en España nos encontramos más de lo mismo: el 4,5% de las emisiones corresponde a este sector.
Reconociendo esta realidad, las organizaciones de salud se han puesto las pilas a la hora de tomar medidas para abordar la sostenibilidad y mitigar su contribución al cambio climático.
Acciones proactivas en la industria sanitaria
En líneas generales, las organizaciones de atención médica están adoptando un enfoque proactivo para abordar el cambio climático.
Se está llevando a cabo la implementación de prácticas sostenibles, el uso eficiente de recursos, la digitalización para una salud 4.0, apostar por energías renovables y promover estilos de vida saludables para pacientes y personal médico.
Veámoslo más en detalle.
En la gestión diaria de los centros médicos es donde más se nota a largo plazo este esfuerzo y cambio de cultura organizacional. Desde la reducción de residuos hasta la optimización del consumo de energía, y generando además grandes ahorros en costes.
La inversión en tecnologías verdes es otra estrategia clave.
Disponer de sistemas de energía renovable, la actualización a un equipamiento hospitalario más eficiente desde el punto de vista energético, y la incorporación de prácticas de construcción sostenible, son buenos ejemplos de innovación tecnológica para reducir la huella ambiental.
Por su parte, la gestión de residuos médicos es el área crítica donde más se está haciendo hincapié para adoptar prácticas de reciclaje y reducir el uso de materiales desechables.
Finalmente, está la promoción de la movilidad sostenible. O lo que es lo mismo: un giro de 180º en la cultura sostenible de las organizaciones de salud. Esto va desde la implementación de programas de carpooling, incentivar el uso de vehículos eléctricos entre el personal, concursos de buenas prácticas, divulgación entre los pacientes…
Son acciones que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y mejoran la calidad del aire en las comunidades circundantes a los centros médicos.
Asumiendo los retos y consecuencias
Pese a todo, debemos reconocer que el camino hacia una atención médica verdaderamente sostenible es largo y con numerosos obstáculos.
La inversión inicial en tecnologías verdes, la resistencia al cambio en las prácticas ya establecidas y la necesidad de una coordinación total son algunos, pero los más representativos, de los desafíos que enfrentan los centros médicos y el personal sanitario.
En conclusión, la atención médica sostenible es una necesidad urgente en un mundo sumido en un cambio climático que está sucediendo aquí y ahora.
Aborda este reto mundial también desde la atención médica no solo es una responsabilidad ética, sino también una inversión en un futuro más saludable y sostenible para todos.